lunes, 24 de mayo de 2010

AMOR Y DINERO. Se puede dejar a alguien por una cuenta?, sí


Nacho, 34 años, ingeniero, con un buen puesto de trabajo y mucho futuro profesional. Chico serio, divertido, inteligente y loco por mí hasta los huesos... físicamente no esta mal, es alto, moreno... aunque tampoco es de esos que te dejan sin capacidad de hablar hasta que te tomas dos gin tonics... en realidad no tengo nada que perder, adelante! vamos a aceptar un poco de tonteo rodeados de amigos y una cita para cenar! Todo parte sin mucha emoción pero, quién sabe...

Mis sospechas empiezan a aparecer al conocer el lugar de la cita: un restaurante en un centro comercial, de esos con manteles individuales de papel en los que anuncian la oferta de las costillas y los enormes trozos de tarta de postre... franquicia y romanticismo no pueden ir en la misma frase!!!

Pero lo peor estaba por llegar, después de una cena a base de fajitas y Coca Cola de grifo, mi querido ingeniero con el sueldo que triplicaba el mío pide la cuenta y dice... "pagamos a medias, no? No creo que haya una frase más antilujuria en el mundo!!!

Osea que después de aburrir a mis amigas con lo mucho que le gusto finalmente accedo a darle una oportunidad, me lleva a comer grasa enrollada y ¿pagamos a medias?! en ese momento supe que esto no iba a llegar a ningún sitio y a en un par de semanas yo ya había desaparecido, no sin antes tener que aguantar sus lloros y a nuestros amigos comunes pensando lo mala que soy....

Lo siento, llamadme materialista, no es que no tenga dinero para pagarme las cenas que quiera es que para mí un hombre tiene que ser generoso en invitaciones por lo menos en las primeras citas, sobre todo si tiene dinero de sobra para ello.

Y todo esto me lleva a pensar... Después de tanta liberación de la mujer, tanta lucha por la independencia económica, una carrera brillante, seguimos queriendo las mujeres un hombre que nos invite a cenar en un buen sitio? ¿Nos tomamos estos pequeño lujos como una muestra de que nos puede hacer la vida más cómoda? ¿Aumenta el atractivo en ese caso? ¿qué papel juega la capacidad económica en las relaciones?

domingo, 2 de mayo de 2010

LA LEY QUE NOS TRAE LOCAS


Cuántas veces después de la enésima relación fracasada las mujeres nos preguntamos, ¿por qué siempre me equivoco? ¿Por qué siempre me voy a enganchar sentimentalmente de alguien que no me corresponde? ¿Por qué siento mucha más atracción hacia quien me rompió el corazón que por el "pobrecito" que tanto me quería pero no pudo ser? ¿Es esto un juego de caza furtiva interminable?

Hoy las mujeres tenemos éxito en la universidad, el trabajo, independencia en casi todos los aspectos, inmejorables relaciones con familia y amigos pero muchas no acertamos ni una a la hora de elegir un hombre. Unos por tanto y otros por tan poco... lo único que tengo claro es que desde que tengo 15 años aprendí que quien no te corresponda como tu quieres tendrá para siempre un hueco en tu corazón... una especie de frustración no resuelta que hace que ahora, 17 años después, convertida en una mujer hecha y derecha, se me encoja el corazón sólo con el hecho de saber que me lo voy a encontrar. Y así puedo contar al menos 3. ¿Cómo yo que me como el mundo que me enfrento a grandes responsabilidades en el trabajo y no me tiembla el pulso ante casi nada, me pongo como un flan solo de pensar en un hipotético encuentro casual?. De hecho puedo imaginar una y otra vez como sería el reencuentro ideal para que el protagonista no pueda evitar pensar "que tonto fuí" y caiga rendido a mis pies... un final mucho más digno que solo puedo inventar porque nunca ocurrirá.

Pero ni ocurre solo una vez ni me ocurre solo a mí, esto no es casualidad. ¿Cuál es la ley que nos trae locas?. Pero en el fondo... ¿nos gustaría vivir sin esa ley?